La noche del sábado 25 de enero María Ligia empezó a sentir fuertes dolores en el vientre. Cursaba la semana 21 de su embarazo y su madre decidió llevarla al Hospital Comunitario de Peto, dependiente de la Secretaría de Salud de Yucatán. Fueron 20 minutos de camino al hospital en medio del dolor.
Tras revisarla, los médicos dijeron a doña Margarita que su hija sería sometida a una cesárea para salvarle la vida, pues había amenaza de aborto. Eutiquio supo lo mismo cuando volvió de Cancún al enterarse del estado de su esposa; pero los médicos le aclararon que sólo su esposa sobreviviría. Él aún pudo conversar con María Ligia la situación y dieron su consentimiento para que extrajeran los productos vía cesárea.
El domingo por la mañana la versión cambió. “Fui a visitarla y me dijo que estaba bien, la enfermera me dijo que ya no le harían la cesárea porque se encontraba estable”, recuerda Eutiquio. Con esa “buena noticia” el esposo de María Ligia volvió a Cancún a trabajar.
Sin embargo, cuando doña Margarita llegó a visitar a su hija le informaron que el estado de María Ligia se había complicado de nuevo. Tenía septicemia y anemia y necesitaba sangre, pero no tenían en su banco. Había que trasladarla al Hospital General Agustín O’Horán, en Mérida. Tampoco había ambulancia para el traslado, así que doña Margarita tuvo que conseguir el auto de traslados que el municipio usa para esos casos.
María Ligia no iba en camilla, el regazo y la voluntad de su madre la sostuvieron durante las dos horas de recorrido: 139 kilómetros de angustia entre Peto y Mérida. La imagen de María Ligia en una silla de ruedas ingresando al hospital es la última que tiene doña Margarita de ella.
Según el reporte médico del hospital, María Ligia falleció a las 21:30 horas del lunes 27 de enero de 2014. Eutiquio lo supo mientras iba camino al hospital, ya era martes por la madrugada.